América es impresionante en muchos sentidos, su belleza natural, sus diferentes climas, su cultura plural, su gente, entre muchas cosas más la hacen ser un gran continente, no menosprecio Europa o África, u otro continente quizás más antiguo en muchos aspectos, pero la particularidad de América es la extensión vertical que posee y las limitaciones mentales.
Dicen que la necesidad obliga, que nos hace más creativos a la hora de resolver problemas, hoy América tiene un problema y es que no se siente como un núcleo familiar o un conjunto unido de países, desde Alaska hasta la Patagonia comprendo que es el territorio americano, así me lo han enseñado desde pequeño, sin embargo, las acciones de quienes dirigen y disputan los caminos de la vida americana, están convencidas en dividir a la gente en sociedades, luego en territorios, delimitados en primera instancia mediante hitos mentales y luego mediante hitos físicos que dibujan fronteras imaginarias “protegidas” por personas nacionalistas o republicanas que creen firmemente en la identidad de su nación, previamente adoctrinados en la teoría: La Tierra Tiene Dueño.
Y es por eso que América necesita más hermanos, porque dentro de una casa, bajo un mismo techo, los hermanos se respaldan para mantener dicha casa, mantener calor cuando hace frío. Pero la base del pueblo, la gente, sigue empeñada en seguir creyendo en las teorías de división de los que tienen voz, pero que no tienen alma.
Aquí abajo, nos estamos matando sin causa alguna, no existe causa que valga la pena para justificar el no querernos como hermanos, portamos uniformes elegantes con armas sofisticadas para esconder el desinterés de crear un mundo mejor, pensando que mientras mejor nos defendemos, mejor será nuestro futuro y mejores serán las ganancias que nos brinda la tierra que se usa como lugar de siembra, como mina, como área de esparcimiento, como hogar.
Hilos y huellas 